Una imagen y mil palabras
LXC | Locos por la Caza. By Gonzalo varas romero.
LXC | Locos por la Caza. By Dorao
Una imagen y mil palabras.
La sociedad cambia. La percepción de la naturaleza se realiza ahora desde un prisma distinto. El campo parece que sólo está ahí los fines de semanas, puentes y vacaciones. Los días laborables, el campo no existe, al menos para una parte de la sociedad. Con esta nueva percepción de la naturaleza, muchas de las actividades tradicionales que se desarrollan allí se ven, por parte de un sector de la sociedad que mira desde su prisma obtuso, de una forma cada vez más alejada de la realidad, una realidad idealizada o distorsionada.
La caza siembre ha de entenderse bajo la premisa de un aprovechamiento racional de un recurso y como tal debe asegurar su perdurabilidad en el tiempo. El recurso, siempre debe de estar ordenado y realizarse bajo una serie de normas y reglas, unas legislativas y otras medioambientales. Además, de acuerdo al estado actual de muchas de las poblaciones de ungulados en la Península Ibérica, el aprovechamiento pasa a ser una necesidad de control, una reducción del número de ejemplares de sus poblaciones bajo el concepto de ecología, que no de ecologismo. Enfermedades, accidentes de tráfico, daños a cultivos, jardines, mobiliario urbano, vegetación (incluidos endemismos), competencia interespecífica con fauna silvestre y doméstica,… son algunas de las afecciones negativas que están suponiendo las elevadas densidades de ungulados.
El avance de las nuevas tecnologías es imparable, al igual que el uso de las RRSS. Facebook, Twitter, Instagram,… y cómo no, la que más usuarios tiene y que, aunque muchos no son conscientes, en muchas ocasiones se comporta como tal, WhatsApp. Compartir hoy por hoy algo en WhatsApp es como hacerlo en una red social, cualquier fotografía o vídeo, pasará de móvil en móvil, pudiendo hacerse viral en cuestión de minutos.
La caza también se ve envuelta en este avance de las nuevas tecnologías y aunque muchos no se dan o no se quieren dar cuenta, así es. Cualquier imagen, vídeo o comentario que se comparte en las RRSS puede llegar a cualquier parte del mundo en sólo unos instantes. Además existe un afán por compartir todo, siendo muchas veces más importante el mostrar al mundo que se está cazando que el propio hecho de disfrutar de lo que se está haciendo. Estas prisas, el desconocimiento o simplemente el no querer hacerlo de otra forma, hacen que en ocasiones la imagen que se trasmite de la caza no represente ni a sus valores, ni a lo que verdaderamente es la caza, ni a los cazadores; viéndose en ese escaparate social fotos y vídeos de lo más desagradable y/o desacertado.
Ante esta nueva circunstancia sólo queda un cambio de mentalidad en el sector cinegético. Antaño el buen cazador se hacía pasando años de morralero, hoy por hoy, el cazador del futuro pasa por ser un cazador formado, donde palabras como ética y moral deben de estar presentes y en el que impere el respeto, tanto a la pieza abatida como a los no cazadores. De esta forma muchos de los conflictos y tensiones que se generan en las redes sociales desaparecerán.
Desde aquí abordaremos la fotografía cinegética como herramienta para la defensa ética de la caza. Fotografías que muestren los valores de la caza, de forma que la imagen que se muestre de la actividad a la sociedad sea perfectamente entendible por ella. Por todo lo anterior intentaremos que las imágenes hablen por sí solas y así nos ahorremos la ardua labor de tener que explicarlas con más de mil palabras.
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