Tiempo de lectura: 2 minutos No sé qué hago aquí, lejos del terruño y del rastrojo ahora que el campo comienza a vivir tras la hibernación del estío. Olvidé mi ruta y mi destino. Pero Talibán me lleva a la tumba del Rey Pelayo. Olvidé las espuelas y pasé por alto el capote. Pero ese olvido da igual, porque marcho a buen tranco y el sol brilla sobre aquellos lares.