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Pues si, resulta que mas de uno ha acudido a su armería de confianza a comprar su munición favorita y le dicen que no tienen la marca que el usa habitualmente, y en casos extremos y en calibres muy populares, ¡no tienen ninguna marca!

En otros casos, los armeros están dosificando las ventas para asegurar que las balas llegan al máximo numero de cazadores limitando la cantidad que se vende a cada cazador.

Y ¿a qué se debe esta situación?  La respuesta rápida es: impacto del COVID.  Pues resulta que aunque el año pasado se cazó menos y se disparó menos, también se fabricó mucho menos y se importó menos.  De hecho, el problema radica en la menor producción de los componentes de la munición, en parte debido a menor ritmo de extracción de materias primas, en parte debido a limitaciones en el transporte de esas materias primas a los fabricantes, en parte debido a una menor producción y finalmente, en parte a que esos fabricantes, sirven primero a sus mercados locales que a los extranjeros.  Y los hay que piensan que los fabricantes europeos no tienen ese problema, pero no es así, porque los componentes los compran a mayoristas que tienen que servir a todos los mercados.

La mayoría de importadores tenían almacenadas ciertas cantidades de munición, pero la realidad es que esas las hemos ido comprando y consumiendo durante la segunda parte de 2020.

Habrá que esperar a los containers que están cruzando el charco y que llegarán en las próximas semanas o meses y mientras tanto, habrá que afinar bien cada tiro.

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