(Articulo publicado por el autor en la revista Trofeo de Enero 2021)
Concluye la temporada de menor. Este año con limitaciones por cierres perimetrales de las distintas comunidades autónomas, una primavera muy rica en agua y alimento, un verano cálido y un otoño con los fríos y el agua justa.
A los afortunados que hemos podido salir a la menuda, aunque en mi caso bastante menos de lo que hubiera querido, muchas veces nos atormenta algún fallo sonado o esos disparos que “no se nos dan bien”. En el articulo de este mes, vamos a analizar y tratar de corregir aquellos disparos que se nos resisten o en los que perdonamos más caza.
Aunque realmente todos los fallos consisten en que los perdigones no se encuentran con el objetivo, si tuviéramos que clasificar las temáticas detrás de los fallos las dividiríamos en las siguientes: fallos relacionados con la puntería y fallos relacionados con la técnica de disparo.
Fallos de puntería
En cualquier modalidad de caza menor, tenemos 3 elementos fundamentales para realizar disparos exitosos: saber juzgar la distancia de la pieza, la trayectoria y la velocidad (y el tamaño) de la pieza a cazar. En caso de no juzgar adecuadamente cualquier de estos 3 elementos, resultará siempre en disparos traseros y la frustración del cazador.
La distancia máxima de plomeo efectivo de una escopeta del 12 con choke intermedio (equivalente a 3 estrellas) se sitúa en los 30-35 metros siendo la distancia óptima de impacto los 25 metros. Hasta esta distancia de 35 metros, el plomeo en un habitual cartucho de séptima, es uniforme dejando pocos huecos, y cubriendo una superficie de aproximadamente 1 metro cuadrado. Con chokes mas cerrados, 2 o 1 estrella, podemos estirar esas distancias hasta los 50 metros, y podemos tener suerte y acertar a objetivos mas lejanos, pero realmente por encima de los 50 metros, los plomos comienzan a perder bastante velocidad y quedan muchos huecos en el plomeo. Entendiendo las limitaciones de nuestra escopeta y de nuestra munición, debemos aprender a juzgar las distancias a las que debemos disparar a nuestras piezas para tener un porcentaje de acierto superior. Recuerdo una anécdota de hace algunos años en la que una cuadrilla de cazadores, decían con cierta gracia que uno de los veteranos del lugar, solo disparaba a aquellas palomas que estaban los suficientemente cerca como para poder verle el ojo. Alguno se reía, pero otros sentenciaban: pues nunca es el que mas piezas abate, pero siempre trae una buena percha y a la larga, ¡es el que mas acierta!
Los dos siguientes elementos, tienen como consecuencia el adelanto que debemos realizar para abatir a la pieza en cuestión. El segundo elemento fundamental es la dirección de la pieza ya que el adelanto no es el mismo si la pieza se aleja o acerca de nosotros o si vuela transversalmente a nuestra postura. Los disparos habitualmente mas complejos son los transversales ya que en aquellos en los que la pieza se acerca a nosotros, el adelanto es interior y en el caso de los que huyen de nosotros, muchas veces con cubrir la pieza con el cañón, es suficiente. La trayectoria de la pieza también esconde claves a tener en cuenta ya que por ejemplo una perdiz de pico, aunque muy rápida, nos presenta sus zonas mas vulnerables en las que un solo perdigón la abatirá. Los disparos en trayectoria transversal nos ofrcen una superficie visible mayor pero las alas a veces pueden engañarnos y proteger el cuerpo del animal, sobre todo en aves grandes con denso plumaje. El disparo de culo, es decir con la pieza alejándose de nosotros, son los mas complejos ya que la dimensión del objetivo es menor, se aleja rápidamente de nosotros y unos pocos perdigones dejarán la caza herida pero no fácilmente cobrable.
El tercer elemento es la velocidad de la pieza respecto a nosotros. La velocidad máxima de un ave, habitualmente la consigue tras un fuerte aleteo, aprovechando una corriente de aire o un fuerte descenso de altura y se aprecia porque el ave suele tener las alas medio extendidas y estáticas. En función de la velocidad, la distancia y trayectoria, debemos juzgar el adelanto adecuado para impactar en la pieza: el famoso “correr la mano”. A modo de ejemplo, empleando un cartucho rápido, disparar sobre una paloma torcaz volando transversalmente a 25 metros, requerirá un adelanto de 1 metro, pero si esta se sitúa a 50 metros, requerirá un adelanto de hasta 2,5 metros. Si empleamos cartuchos con una velocidad intermedia, esa misma torcaz a 25 metros, requerirá un adelanto de 1,8 metros y si se sitúa a 50 metros, el adelanto se dispara hasta los 6 metros.
La técnica
Otro apartado fundamental para corregir fallos es la técnica de disparo y lo podemos dividir en varios puntos: el encaje con nuestra escopeta, el encare y el swing en el disparo. Siempre insistimos en que no todas las escopetas encajan bien a todos los tiradores y que es importante probar varias hasta que se produzca ese encaje perfecto. De hecho, a veces ese momento resulta hasta casi mágico pues uno siente que esa es la escopeta para él. Suelo decir, medio en broma medio en serio, que es la escopeta la que elige al cazador y no viceversa No debemos empeñarnos en un modelo concreto si este no nos encaja bien. Un buen encaje nos permite un encare natura, intuitivo y rápido. Un buen armero nos ayudará a encontrar la escopeta para asegurar que tiene la longitud adecuada, que la caída de la culata nos permite un buen encare y por tanto vemos la cantidad de banda justa. Si vemos demasiada banda, nuestros disparos iran altos y si no vemos ni el punto de mira, nuestros disparos iran bajos.
El siguiente punto es el encare. El cazador veterano tiene un encare muy rápido y fluido. Debemos practicar todo lo posible hasta conseguir que podamos encarar de manera fluida y sin tener que recolocarnos ya que simplemente eso nos permitirá disparar antes y tener mayores oportunidades de acierto. El swing también fluido nos permite realizar el adelanto de manera lo más natural posible, permitiéndonos realizar el segundo disparo, o un tercero si fuera necesario.
Resumiendo, para evitar esos fallos que a veces nos atormentan, lo primero, tener una escopeta que nos encaje bien, segundo, un buen encare y maniobra de disparo. Y tercero, saber medir la distancia efectiva de disparo y juzgar el adelanto necesario, valorando la distancia, las dimensiones y la velocidad de la presa sobre la que disparamos. En ultimo lugar, elegir el choke y munición adecuadas para la especie y zona a cazar.
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