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Dicen que de los fallos se aprende más que de los aciertos.  Y es muy cierto, aunque “pican” y pican bastante.  El único cazador que no falla es el que no tira.  Este sábado, en la primera del calendario me toco en suertes un puesto de cierre con un amplio tiradero a lo largo de un cortafuegos que tenia tan solo unas roderas limpias y el resto estaba poblado por una densa capa de jara de aproximadamente 1 metro de altura.

Al subir al puesto, iba vigilando posibles gateras o pasos en la maleza y tan solo atisbé a ver adivinar uno.  Al llegar al puesto, situado en la parte alta y dominante sobre el cortafuegos, me pareció que, si cruzaba una res, podría ejecutar un lance largo, pero si se trataba de un cochino, quizás resultase complicado si se adentraba en las jaras.

Estábamos no muy lejos de la suelta, y sentimos movimiento en la mancha, pero no vimos nada romper hacia nuestro tiradero.  El paso de los perros fue a eso de las 1030-11.  Sentimos la montería en la mancha con ladras y series de disparos, pero nada nos rondaba.  Hacia la 1 y media, mientras miraba el tiradero, adiviné por el rabillo del ojo una silueta familiar.  Efectivamente, se trataba de un guarro de buenas dimensiones en las roderas cruzando lenta y sigilosamente a unos 60 metros.  Me encaré el rifle y con el movimiento el animal arrancó la huida.  El fácil encare del punto rojo me permitió realizar un disparo en el borde de la ultima rodera, pero para mi disgusto, debí irme o alto o bajo porque el animal continuó la carrera.  Lo adivinaba por las jaras y veía su lomo.  Recargue el arma y lo acompañé en su huida, donde adivinaba que estaba esperando que hubiera un mínimo claro para poder dispararle.  Efectivamente, me dio una segunda oportunidad, pero yo iba ligeramente por detrás.  Pegue un tirón y volví a disparar.  No hubo mas movimiento y desee que hubiera sido un disparo exitoso.

Esperé a que acabase la montería, no sin antes poder disfrutar del paso de un buena guarra con una piara que cruzó el tiradero.  Curioso como la guarra pasó a un trote rápido buscando el escondite de las jaras y los bermejos pasaron mucho mas despacio, deteniéndose en la rodera incluso y permitiéndome observarlos durante unos segundos.

Al bajar el vecino del puesto de arriba, me felicitó por el lance, pero yo seguía albergando dudas del éxito.  Y efectivamente pisteamos un rato en búsqueda de sangre y no conseguimos encontrar nada.

 

Tras reflexionar y repetir el lance varias veces en mi cabeza, no siendo el único similar, encontré un patrón común en ambos.  Quizás mi maniobra de encare es demasiado rápida/violenta y alerta de mi presencia al animal, asustándolo, quizás sea mejor realizar un encare mas pausado buscando no espantar al animal.  O no?  Si me hubiese encarado lento quizás hubiese perdido la oportunidad del primer disparo, pero por contra ¿habría ganado una mejor oportunidad para el segundo?  Quien lo sabe.  Quizás los buitres alerten al guarda de la propiedad y el animal se encuentre o por contra, ojalá haya fallado completamente y el animal viva su suerte otro año más.

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