Recientemente hemos sido testigos de una demanda de divorcio insólita. Me explicaré, la ex esposa de nuestro cliente, pretendía “quitarle” la patria potestad de dos menores de catorce y quince años porque eran unos chavales muy aficionados a la caza que acompañaban frecuentemente a su padre en distintas jornadas de caza etc…

En la propia demanda, la ex de nuestro cliente, aportaba unas fotografías en las que aparecían los dos menores junto a animales abatidos. Mantenía la madre de los niños, que la actividad de la caza era muy peligrosa para los menores porque les infundía ideas de maltrato animal y agresividad, además de decir que los niños podían quedar traumatizados por el hecho de ir de caza con el padre.

En fin, además de no compartir en absoluto el contenido de la demanda de esta mujer ni la intención “torticera” de influenciar a la justicia de la mano de la corriente actual anti-caza.  Finalmente pudimos llegar a un acuerdo y la cosa quedó en una anécdota. Divorciada  la pareja,  los niños pueden ir a cazar con su padre, cosa que hacen encantados y con gran afición.

Confiemos en que estas actitudes intolerantes, o simplemente ignorantes sobre la noble actividad de la caza sean desterradas para siempre. Si queremos que la caza continúe debemos traspasar esta afición a los que vienen detrás.