A Julián
LXC | Locos por la Caza. By Joaquín De Lapatza.
LXC | Locos por la Caza. By Dorao
A Julián.
Hace unas semanas, casi meses, pude disfrutar de nuevo de un rato de charla con mi amigo Julián. Julián lo ha hecho casi todo en la caza, no solo en España. A sus mas de 80 otoños, él es consciente que le está llegando el fin de su personal temporada de caza. Su visión no es la de antes, sus articulaciones se resienten y no puede ni andar demasiado, ni estar demasiado tiempo mal sentado. Sus manos, que en su día fueron férreas y tenaces, sujetando armas de todo tipo, hoy tiemblan por una de esas enfermedades crueles que como en este caso, a veces te lo van quitando todo, dándote cuenta, robándote despacio.
Aunque hoy con achaques, Julián ha sido siempre hombre de humor agradable y socarronería a raudales. Ha sabido siempre esperar y aguantar los lances, entender a las gentes de campo, ver su inteligencia a veces inculta, a veces maliciosa, a veces sana. Moviéndose entre guardas en los campos, y señores en los salones. Siempre amable, siempre simpático, siempre grande.
Y quizás una de sus mayores grandezas, como el ciervo alfa, que envejece y sabe retirarse a las cumbres invicto, Julián se nos retiraba de la caza. Se nos retiraba de escribir sus cosas, siempre con una soltura y sabiduría que despertaban admiración, y en algunos casos, envidia. He tenido la suerte de poder leerle, con sus pseudónimos, con sus a veces virulencias, justificadas por su gran experiencia. De sus anécdotas, a veces inconfesables, siempre únicas y mágicas. De opiniones rotundas, siempre justificadas y argumentadas. Sabedor del campo, de los que aprenden escuchando y probando.
De armas y ópticas, podría haber redactado un tratado. Poca gente he encontrado que conozca tanto y lo cuente como un maestro de una escuela de parvulario. En una ocasión me atreví a dudar de una puntualización suya en óptica, y tras dar varias vueltas y comprobar lo contado, le escribí para reconocer, que yo estaba errado.
Aunque me joda que te hayas “retirado”, te alabo el hacerlo en lo más alto. Habiendo cazado de todo, habiendo probado de todo y habiendo disfrutado tanto.
Te agradezco esos ratos, esas historias que nos dejaban a todos callados. Querido Julián, recuerda que te dije que, si no podías escribir por tus manos, más de uno, aceptaríamos con honor tus dictados.
Abrazo montero de tu amigo Joaquín.
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